La píldora de Enric González | El Ferrari
"Aquel coche era una maravilla, pero rugía demasiado, era demasiado rojo, era demasiado deslumbrante. Los otros conductores me miraban. Yo pensaba en lo que pensarían de mí y en que no sería nada bueno. Creí que el sonrojo me duraría para siempre"