El virus nos "quita" la libertad, la mascarilla nos la devuelve.
La pandemia se siente como una suerte de agresión, algo que arrebata nuestro sentido de la libertad. El virus, no busca otra cosa distinta a reproducirse. Y como no lo puede hacer por su propia cuenta, usa nuestras células para hacerlo. Cambiar las reglas del juego y no seguirle dando oportunidades para que se siga extendiendo a su gusto solo dependerá de cada individuo y su responsabilidad social. La mejor manera, la más segura, es taparle la entrada al cuerpo. Y con todo lo que se sabe ya sobre su manera de transmisión es posible hacerlo usando el tapabocas, la mascarilla. La ciencia y quienes son sus portavoces son cada vez más enfáticos en insistir en que el uso generalizado de la mascarilla podrá proteger si no a todos, al menos a un 80 por ciento de la población.