¡Fuego, humo, evolución!

Cuando nuestros ancestros aprendieron a manejar el fuego, la vida se les volvió más fácil y llena de beneficios. Poder reunirse al lado de una hoguera no sólo les daba calor y luz, sino protección. Lo usaron para cocinar y alrededor del fuego se contaron historias, forjadoras de las tradiciones culturales. Pero hubo problemas también. Algunas veces el humo les quemó los ojos y les enfermó los pulmones. La comida podía tener una capa de hollín, riesgo para algunos tipos de cáncer. Se han realizado muchas investigaciones sobre cómo el fuego les dio a los primeros humanos una ventaja evolutiva. Hoy Josefina Cano comenta el libro “Catching Fire: How Cooking Made Us Human” de Richard Wrangham.

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En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercaremos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Habrá de todo como en botica; historias de la biología, diversas en contenido y extensión aunque amarradas por esa grandiosa idea de la evolución.