Microbios como fábricas vivientes. El trabajo de una mujer ejemplar.
Frances Arnold, ganadora del premio Nobel de química en el 2018, la quinta mujer en la historia, tiene una visión aguda y diferente para enfrentar la realidad: “Quítese de la cabeza la idea de que lo controla todo. No, usted no lo hace. Lo mejor que puede hacer es adaptarse, anticiparse, ser flexible, sentir el entorno y responder a él”. Tal vez por eso, ha construido una carrera brillante, cediéndole el comando de su laboratorio a una fuerza mucho más grande y poderosa que cualquier ejército o cabeza de estado, la evolución. En lugar de buscar diseñar nuevas proteínas de la manera tradicional, pieza a pieza y de una forma racional y calculada y en la que muchos químicos han fallado, su método consiste en usar recetas de la evolución para que ella las fabrique y las mejore.