¿Por qué cuesta parar cuando se quiere?

Cuando en el último segundo de un movimiento que hemos iniciado, tratamos de parar, alertados por un posible peligro que nos espera a un paso, no siempre lo conseguimos. Si vamos a atravesar una calle y el semáforo cambia, el instante de decidir si detenernos en seco pues el riesgo puede ser alto, se toma un tiempo y si nuestro cuerpo no para puede pasar algo malo. ¿Por qué sucede esto? Neurocientíficos de la Universidad Johns Hopkins lanzan una hipótesis para explicarlo. Para parar un comportamiento planeado es necesaria la puesta en marcha de una coreografía que involucra diversas áreas del cerebro, y tiene que ocurrir muy rápido, informan los investigadores. Si cambiamos de idea para dar ese paso, unos milisegundos después de que el mensaje original, “ir”, se ha enviado a los músculos, sencillamente ya no podremos parar nuestros pies.

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En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercaremos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Habrá de todo como en botica; historias de la biología, diversas en contenido y extensión aunque amarradas por esa grandiosa idea de la evolución.