Por qué no es posible modificar genéticamente la inteligencia humana.

Un artículo de reciente publicación en Nature Genetics informa que después de analizar cerca de ochenta mil genomas, los científicos lograron establecer que tan sólo 52 genes se pueden asociar a la inteligencia humana, y que ninguna de las variantes contribuía en algo más que en una mínima fracción al porcentaje total de la inteligencia. Contamos con algo menos de 22.000 genes, un número irrisorio que no podría dar cuenta de la organización de los más de cien billones de conexiones cerebrales, algo que nos lleva a pensar que la inteligencia ha sido, de cierta manera, forjada en esa batalla de la evolución que ensaya y se equivoca. Los asuntos de la mente humana son de una complejidad que no tiene paralelo en ningún órgano del cuerpo. La inteligencia, cualquiera sea la definición que se le asigne, está muy por encima de las órdenes de un código. Mejor ni pensar en tocarlo.

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En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercaremos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Habrá de todo como en botica; historias de la biología, diversas en contenido y extensión aunque amarradas por esa grandiosa idea de la evolución.