El retorno de Puigdemont

Estos días resulta divertido observar el fervoroso patriotismo independentista de Marta Rovira mientras negocia la rendición de ERC a Sánchez para que Illa sea elegido presidente. Durante los años del pujolismo, este partido era poco más que un figurante en un panorama político catalán dominado por la potente personalidad de Pujol. Era una posición irrelevante parecida a la que ahora Rovira quiere condenar a su partido mientras ella sigue viviendo en Suiza. No hay duda de que es una política hábil que ha sabido adornarse de una imagen de heroína del independentismo, aunque con una situación muy cómoda a diferencia de Junqueras que asumió sus responsabilidades políticas en la cárcel.

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