Illa, la bandera de España, el Rey y el ridículo de ERC

No es fácil ser objetivo, pero hay que esforzarse. Es algo que nunca se puede pedir a la izquierda política y mediática, porque ha abrazado el simplismo ideológico del sanchismo basado en la radicalización, el populismo y el autoritarismo democrático. No hace más que seguir las pautas de la izquierda iberoamericana, aunque tenemos la suerte de no tener un sistema electoral presidencialista y nos encontramos en el marco de la Unión Europea. Por tanto, más pronto que tarde, Sánchez acabará dejando el poder. El resultado de las elecciones catalanas y la formación del gobierno presidido por Illa ha tenido, por lo menos en el aspecto protocolario, algunas ventajas frente a lo que sucedía con las presidencias de Joaquim Torra o Pere Aragonès, dos ilustres fracasados y políticos de una mediocridad exasperante. Y ha sido el regreso a una normalidad de respeto institucional que se ha podido comprobar con el uso de la bandera de España y que el presidente de la Generalitat recibiera al Rey tal como establece el protocolo. Esto pone fin a las tonterías de los independentistas que hacían el ridículo con una insistencia realmente sorprendente.

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