Ni Frio, Ni Caliente
Al no ponernos en las caricias de Dios, nuestro corazón se va endureciendo, es por eso que hemos de renovarnos cada día en su presencia, ya que lo que no crece, degenera.
Al no ponernos en las caricias de Dios, nuestro corazón se va endureciendo, es por eso que hemos de renovarnos cada día en su presencia, ya que lo que no crece, degenera.