La fuente de la vida
Cristina dio a luz a su hijo Ian y comenzó la tarea de amamantarle. Empezó a congelar la leche que le sobraba y su reserva de este preciado líquido fue creciendo hasta no caber ni en la nevera. Gracias al Hospital de La Arrixaca, en Murcia, su donación se fue incrementando hasta llegar a los 213 litros, el récord de la Comunidad. Pero después de varios meses, su cuerpo se rebeló. Había llegado al límite.