330 – Los policiales en la BD

El policial negro, denominado así por su aparición en la revista de pulps como “Black Mask”, tiene su origen en los Estados Unidos en los años ’20, donde las grandes urbes como New York o Chicago, se desarrollan merced a una gran inmigración europea de clase baja. En el marco de la ley seca, los gangster y la Gran Depresión, estos relatos que aparecen en pulps de bajo costo, accesibles a la población general, describen un mundo criminal sórdido y desesperanzado que contrasta notablemente con el ambiente más civilizado y pintoresco de la novela problema inglesa. Los primeros y más importantes representantes de este género son las novelas de Carroll John Daly con su detective Race Williams, Dashiell Hammett con Sam Spade y Raymond Chandler con Phillip Marlowe. Estos detectives, duros y nihilistas, son la contracara de sus contrapartes ingleses como Sherlock Holmes, Hércules Poirot; o los otros americanos Ellery Queen o Philo Vance de S. S. Van Dine. El éxito de las novelas hace que éstas se trasladen rápidamente al cine, convirtiéndose en todo un género por derecho propio: el policial negro. En 1933 aparece Dick Tracy de Chester Gould, el primer exponente en la historieta de este tipo de relato que, seguido por Agente secreto X9, escrito por el mismo Dashiell Hammet, se extiende a lo largo de la historia del cómic americano hasta llegar al Hard Boiled y Sin City de Frank Miller. La influencia del género negro se siente sobre todo en Francia, país más adepto a los ladrones que a los detectives. Lo vemos reflejado en personajes como Arsene Lupin de Maurice Leblanc, Rocambole de Pierre Alexis Ponson du Terrail, Fantomas de Marcel Allain y Pierre Souvestre o Fu Manchu de Sax Rohmer; o a los periodistas investigadores como Roulletabille de Gastón Leroux. El cine americano se transforma en el film noir, adorado en territorio galo dando origen a producciones locales del mismo género como Pepe le Moko, La Bête Humaine o Le Jour se Lève, Le Dernier Tournant, Le Corbeau, Touchez pas au Grisbi, ascensor para el cadalso el muelle de las brumas, Rififi, entre otras. Está de más decir que el cine negro americano y francés fue una influencia importantísima para todos los autores de BD de la posguerra dentro de los que, tal vez, el más representativo es Maurice Tillieux. Tillieux (1921-1978) nació en Bélgica y fue gran amante del policial negro. En 1949 crea “Félix“, el mejor exponente del detective privado. Fue publicado en Heroic Album, que después derivará en su obra más conocida, “Gil Jourdan” (Gil Pupila como se lo conoce en España) publicado en Spirou en 1956. Hasta su muerte prematura, en 1978, Tillieux publicó 31 aventuras de este personaje acompañado siempre de su cómico ayudante Libellule, su fiel secretaria Queu de Cerise y del Inspector Crouton. Además de esta tira, Tillieux realizó guiones policiales para Will en “Tif y Tondú” y para François Walthéry en “Natacha” y “Marc Jaguar”. Otros fieles exponentes del género lo constituye en Francia, el Inspector Burma de Jacques Tardi y Leo Malet (Niebla en el puente de Tolbiac, 101 Calle de la Estación los más conocidos), Jerome K. Jerome Bloche de Dodier o Soda de Phillipe Tome y Gazzoti. Resurgiendo siempre en momentos de crisis, el policial negro, como en su momento las tragedias de la Grecia Clásica, desnuda la cara más oscura del género humano, funcionando de alguna manera como catársis para poder seguir conviviendo con está faceta despreciable, pero eminentemente humana.

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