Nuevas Convicciones
En ocasiones, el más grande obstáculo para que Dios obre es nuestra propia frialdad espiritual, nuestro negativismo y el haber optado por una mente de fracaso y derrota.
En ocasiones, el más grande obstáculo para que Dios obre es nuestra propia frialdad espiritual, nuestro negativismo y el haber optado por una mente de fracaso y derrota.