Barajas, Karla. El gran día. ¡Calabacita, tías!

El gran día  Karla Barajas El perro inclinó las orejas hacia adelante, rascó la puerta y lloró de la emoción al ver a su antiguo dueño entrar a casa. Nadie de la familia le hizo caso, los humanos se quedaron en silencio y él siguió sin comprender por qué lo esperaban con una mesa puesta en su honor y no se alegraron cuando este atravesó el umbral de la muerte para visitarlos.

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Este es un espacio en donde comparto lo que escribo y expreso de manera oral, escriben, piensan y sienten mis amigas y amigos. Una habitación propia en esta geografía.