21) Navidad en Perú: El Desafío de Amar al Forastero como a Uno Mismo" ( Una lectura de la contemplación Ignaciana del nacimiento de cristo)
La contemplación del nacimiento de Jesús, como propone San Ignacio en los Ejercicios Espirituales, nos invita a participar activamente en la escena. Imaginamos a María, José y el Niño enfrentando el frío y la soledad del pesebre. Este ejercicio no es solo un acto de devoción, sino una interpelación: ¿Cómo respondemos al sufrimiento de las familias migrantes que hoy buscan un refugio? El Papa Francisco, en su encíclica Fratelli Tutti, nos recuerda que todos somos responsables del bienestar de los migrantes. La Navidad nos desafía a encarnar el amor en obras concretas: abrir nuestras puertas, construir redes de apoyo y abogar por políticas que promuevan la dignidad humana. En América Latina, la fe de los migrantes es un testimonio vivo de la fuerza transformadora del Evangelio. Sus peregrinaciones recuerdan que todos somos peregrinos en este mundo, llamados a construir el Reino de Dios, un hogar donde nadie sea excluido, ni siquiera nuestros legisladores que nos regalan leyes para culpar a otros de lo que ellos o ellas no saben resolver. A pesar de las dificultades, la migración también es fuente de esperanza. Los testimonios de quienes superan obstáculos y reconstruyen sus vidas son signos de la presencia de Dios en medio del dolor. Como lo expresa el relato de los magos en el Evangelio de Mateo, el camino puede ser incierto, pero la estrella que guía hacia el pesebre nunca deja de brillar.